Desde ambiciosas reinas conquistadoras , científicas, figuras religiosas y políticas a brillantes generales militares y heroínas potencialmente rebeldes para su época, estas mujeres demostraron un formidable liderazgo, audacia y poder en sinnúmero de escenarios vitales de la antigüedad a pesar de que las actividades científicas, religiosas políticas y militares en nuestra cultura hayan estado siempre asociadas a los hombres por eso es necesario destacar la maravillosa presencia femenina en la estrategia, ataque y defensa durante guerras , descubrimientos, inventos, ciencia, política y momentos claves en la historia de la humanidad.
Hatshepsut, Faraona, Reina y Guerrera:
Vivió en el siglo XV a.C. pero su nombre permaneció oculto hasta el siglo XIX, cuando la decodificación de los jeroglíficos permitió leer las inscripciones que habían sobrevivido el ataque contra su monumental legado en piedra.
Uno de los primeros testigos de la profanación fue Herbert Winlock, jefe del equipo arqueológico del Museo Metropolitano de Arte en Egipto, quien en 192, se encontró los restos de estatuas de un faraón que habían sido destrozadas adrede en el pasado remoto.
Las imágenes habían sufrido «casi todas las indignidades imaginables», escribió, en manos de individuos que -en su opinión- expresaron «su despecho sobre los rasgos sonrientes y brillantemente cincelados» de un faraón otrora honrado.
¿Qué pudo haber hecho éste para merecer algo tan terrible y quién justificó tal blasfemia?
Para los egiptólogos de la generación de Winlock, la historia que empezó a revelarse era una de engaño y venganza: la de una mujer que había sido una «usurpadora, del tipo más vil» y un hombre que se desquitó de ella tras su muerte «como no se había atrevido en vida», escribieron.
Pero a medida que los expertos lograron, con fragmentos de evidencia, reconstruir su historia, la opinión ha ido cambiado.
El principio de esa historia
Las estatuas profanadas eran las de uno de los faraones más exitosos e influyentes, una de las pocas mujeres que gobernó Egipto como faraón y cuyo reino (1479-1458 a.C.) duró más que el de cualquier otra hasta Cleopatra.
Su nombre era Hatshepsut, que significa «la más importante de las damas nobles»; era una princesa real, hija del rey Tutmosis I, un general famoso por legendarias batallas militares, y su consorte, la reina Ahmose.
No tenían un heredero varón, pero no importaba mucho; en el harén real había una opción aceptable: el príncipe Tutmosis, hijo de una respetada reina secundaria.
Para proteger el linaje real, el padre de ambos ordenó que se casaran, así que cuando él «descansó de la vida», los medio-hermanos heredaron el trono sin ser desafiados.
Pero unos tres años después de la coronación, Tutmosis II se enfermó y murió, y el único sucesor masculino adecuado disponible era el pequeño hijo de una de las mujeres de más baja cuna de su harén.
A pesar de que no era raro que las madres tomaran las riendas del poder si los faraones eran demasiado jóvenes para gobernar, la de Tutmosis II no tenía ninguna preparación para asumir tal responsabilidad así que Hatshepsut, la reina viuda, se convirtió en regente en nombre de su hijastro/sobrino.
Las imágenes de la época muestran a Thutmosis III retratado como si fuera un faraón adulto, aunque apenas era había aprendido a caminar, con Hatshepsut, quien tenía poco más de 20 años de edad, vestida de reina y en posición recatada.
De regente a faraona
Unos años después, por alguna razón que desconocemos, tras regir en nombre del único faraón reconocido, Tutmosis III, Hatshepsut se convirtió en faraona.
Y ahí está el problema.
Legalmente, no había ninguna prohibición para que una mujer gobernara Egipto.

Aunque el faraón ideal era un hombre -y de ser posible guapo, atlético, valiente, piadoso y sabio-, para preservar la línea dinástica, en ocasiones se consideraba aceptable que fuera una mujer, así como lo era que las madres sustituyeran a sus hijos pequeños y las reinas, a sus maridos ausentes en el campo de batalla.
Pero en este caso, se trataba de una regente que, a pesar de la existencia de un faraón, ascendía a esa posición de poder.
Y no era por un rato, mientras Tutmosis III crecía; los faraones eran como los dioses: eternos.
Desafortunadamente, en los escritos encontrados, no hay nada que explique cuál fue el motivo que la llevó a tomar una decisión tan drástica.
Sin embargo las imágenes, que junto con las inscripciones han permitido armar el rompecabezas, dan fe de que asumió el rol y de que además lo consolidó de una manera magistral.
De faraona a faraón
En un reino en el que al menos el 95% de los sujetos eran analfabetos, el mensaje visual era clave, así que su imagen experimentó una metamorfosis espectacular.
En dibujos y estatuas empezó a aparecer con la vestimenta y accesorios típicos de un faraón, desde la corona perfecta y la falda corta hasta la barba postiza que se consideraba un atributo divino de los dioses.
Incluso la representación de su cuerpo se fue haciendo cada vez más masculina para mostrarla como el estereotipo de rey.

Sin embargo, su intención era proyectarse como líder, no como hombre, prueba de ello es que las inscripciones que acompañan esas imágenes casi siempre contienen indicaciones de su verdadero género, algo que inicialmente confundió a los egiptólogos.
Viaje a una leyenda
Como los demás faraones, Hatshepsut fue comandante militar, liderando las tropas en al menos dos ocasiones. Los textos la describen como una conquistadora: «La que será vencedora, ardiendo contra sus enemigos».
No obstante, ese no fue su rol más destacado.
Si bien defendió las fronteras, poco después de llegar al trono, su reinado fue pacífico y la faraona reafirmó el poderío egipcio valiéndose de otras armas: la diplomacia y el desarrollo del comercio internacional con algunas tierras conocidas y otras, fabulosas.
Ninguna más que la misteriosa Tierra de Punt, un lugar que desapareció sin dejar más rastro que lo que se escritos y dibujos.
Hasta el día de hoy, no sabemos con certitud dónde quedaba, aunque hay varios lugares posibles, pero ninguno a prueba de dudas.
Pero sabemos que existió, y una de las más hermosas pruebas de ello es el retrato del viaje patrocinado por Hatshepsut, en el que sus barcos zarparon cargados de bienes egipcios valiosos, como cuentas, brazaletes, armas de metal, y regresaron repletos de extraordinarios tesoros.
Los súbditos de la faraona que acudieron a la costa vieron un espléndido desfile de maderas preciosas, fragancias, anillos de oro, piedras semipreciosas, marfiles, pieles de animales y plumas de aves, así como una colección de animales exóticos, incluidos simios, panteras y jirafas.

Entre todas esas maravillas, la más preciada era la mirra, que los marineros trajeron procesada, como resina, para ser usada en los rituales en los templos, en la momificación y en la confección de perfumes.
Hatshepsut misma usaba el fragante aceite de mirra para aplicárselo en su piel y «brillar como las estrellas sobre toda la Tierra».
Por si fuera poco, trajeron 31 árboles de mirra, para sembrarlas en los jardines de su templo funerario en Deir elBahari, uno de los más bellos monumentos de la era dinástica.

La incógnita
Todos esos detalles sobre esa fabulosa expedición los sabemos gracias a los textos e imágenes que quedaron grabados en las paredes de ese templo.
Ese templo que, quizás notaste, es el mismo en el que los arqueólogos de antaño encontraron por primera vez evidencia del intento de borrar a Hatshepsut de la historia.
Y sabemos que esa era la intención pues en ninguna de las listas de los reyes aparece su nombre: después de Tutmosis II está Tutmosis III.

Pero mira todo lo que te he podido contar de la vida de Hatshepsut, y esto es apenas un poco de todo lo que los egiptólogos te podrían narrar si les dieras la oportunidad.
Todo eso lo saben porque quedaron tantas huellas -monumentales, aunque averiadas- de su existencia, suficientes para que los expertos hayan podido recrear su reinado.
Hay rastros de Hatshepsut no sólo en Deir el Bahari sino en muchas otras edificaciones del extenso programa de construcción que realizó durante su reinado, en el que levantó y renovó templos y santuarios desde el Sinaí hasta Nubia, como la Capilla Roja y dos pares de Obeliscos en el Complejo Templario de Karnak y el templo de Pajet, excavado en la roca en Beni Hasan, en Egipto Medio.
Dejó cientos de estatuas de sí misma, así como relatos en piedra de su historia, real e inventada, y hasta sus pensamientos.
Ahora mi corazón se inquieta al pensar en qué dirá la gente que vea mis monumentos en años venideros y que hablará de lo que he hecho»Hatshepsut (1507–1458 a.C.)
5º faraón de la Dinastía XVIII de Egipto
Si fuera cierto que Tutmosis III odió a su madrastra pero no pudo hacer nada contra ella hasta después de su muerte, cuando pudo darle rienda suelta a su rencor, ¿por qué no le puso más empeño?
¿Por qué le permitió un funeral tradicional y esperó años para enviar a sus albañiles a reescribir la historia?
La evidencia arqueológica revela que sorprendentemente el grueso de la destrucción comenzó unos 20 años después del asenso de Tutmosis III al trono y parte de la profanación incluso la llevó a cabo su hijo, después de su muerte, cuando la mayoría de los que recordaban a Hatshepsut también habían muerto.

Aunque quizás nunca se pueda resolver el misterio, los expertos de hoy tienen una teoría muy distinta de lo que ocurrió que la tradicional de la usurpadora y el usurpado.
¿Una «usurpadora, del tipo más vil»?
Una gran incógnita por resolver es por qué, unos años después de ser regente, Hatshepsut tomó la decisión de convertirse en faraona.
Para los arqueólogos de principios del siglo XX la razón era clara: era una mujer vanidosa y ambiciosa que no se conformó con un rol secundario y le arrebató la corona al niño que legítimamente la llevaba.
Pero hay indicios que apuntan a otra realidad.
Hatshepsut nunca depuso a su hijastro, ni le quitó el título de faraón, ni siquiera lo ocultó. En las imágenes él sigue apareciendo a su lado, a veces incluso como si fueran mellizos.
Lo que creó fue una corregencia, o reinado conjunto, algo que se acostumbraba en dinastías anteriores.
Es más: «la usurpadora más vil», como la habían llamado inicialmente, habría podido deshacerse de él de alguna manera, como tantos reyes han hecho a lo largo de la historia con sus rivales.

Hatshepsut no sólo no lo mató ni lo exilió sino que se aseguró de que Tutmosis III se preparara para el rol que por destino le esperaba.
Fue educado como escriba y sacerdote, y luego ingresó al ejército. En el momento de la muerte de su madrastra, había ascendido al rango de Comandante en Jefe y había participado en una victoriosa campaña en el Levante.
Tanto la actitud de la faraona como la de Tutmosis III han llevado a los expertos a considerar como una versión más plausible que quizás fue una amenaza contra la estabilidad de Egipto lo que llevó a Hatshepsut a declararse reina.
Pudo ser algo tan común como que el niño faraón se hubiera enfermado, pues si su vida corría peligro, también lo corría el estatus quo de todos los poderosos, así que con Hatshepsut en el poder, se aseguraba la continuidad.
Y es que ella debió haber contado con el apoyo de los poderosos pues de otra manera su reinado no habría sido tan próspero y pacífico.
De hecho, su éxito es curiosamente una de las posibles razones por las cuales Tutmosis III quiso -y pudo- desaparecerla.
Si Hatshepsut hubiera sido un desastre, sus errores habrían sido difíciles de olvidar y nadie habría querido adueñarse de ellos.
Los logros, como ha confirmado la historia, son más fáciles de robar.
Tutmosis III, al fin y al cabo, había sido faraón durante todo el tiempo que ella rigió, así que si se apropiaba de su legado podía componer una historia alternativa de un reinado aun más glorioso.
Efectivamente pasó a la historia como uno de los grandes faraones de Egipto, por derecho propio… y, por un tiempo, un poco prestado. https://www.bbc.com/mundo/noticias-54078039
Hipatia de Alejandría:
Hipatia de Alejandría. Nació alrededor de 370 y murió en marzo de 415 en Alejandría, Egipto. Fue la primera mujer en hacer contribuciones sustanciales al desarrollo de las matemáticas.

Hipatia fue hija del matemático y filósofo Teón de Alejandría y es muy probable que haya estudiado matemáticas con la guía y la instrucción de su padre. Es muy notable que Hipatia haya encabezado la escuela platónica de Alejandría alrededor de 400 DC. Enseñaba en ella matemáticas y filosofía, en particular la filosofía del neoplatonismo. Hipatia basaba sus enseñanzas en las de Plotino, fundador del neoplatonismo, y las de Iámblico, quien había desarrollado el neoplatonismo alrededor de 300 DC.
Plotino enseñaba que hay una realidad última, más allá del alcance del pensamiento y del lenguaje. El objeto de la vida era alcanzar esta realidad última que nunca pudo ser descrita por Plotino con precisión. Plotino aseguraba que la gente no tenía la capacidad mental para entender plenamente ni la misma realidad última ni las consecuencias de su existencia. Iámblico distinguía más niveles de realidad en una jerarquía de niveles debajo de la realidad última. Había un nivel de realidad correspondiente a cada pensamiento distinto del cual la mente humana era capaz. Hipatia enseñaba estas ideas filosóficas con un mayor énfasis que el de los anteriores seguidores del neoplatonismo. Fue descrita por sus comentadores como una maestra carismática.
Hipatia llegó a simbolizar la docencia y la ciencia a la vez que los primeros cristianos la identificaban con el paganismo. Sin embargo, entre sus discípulos en Alejandria hubo muchos cristianos prominentes. Uno de los más famosos fue Sinesio de Cirene, quien posteriormente se convirtió en Obispo de Ptolemaida. Muchas de las cartas que Sinesio le escribió a Hipatia se conservaron y en ellas vemos a alguien lleno de admiración y reverencia hacia las enseñanzas y el talento científico de Hipatia.
En 412 Cirilo (después san Cirilo) se convirtió en patriarca de Alejandría. Sin embargo, el prefecto romano de Alejandría era Orestes y Cirilo y Orestes se convirtieron en amargos rivales políticos, a la vez que la iglesia y el estado luchaban por el control. Hipatia era amiga de Orestes y éste, con sus prejuicios contra las visions filosóficas que que vistas por los cristianos eran paganas, llevó a Hipatia a convertirse en el punto focal de motines entre cristianos y no cristianos. Hipatia, según escribe Heath, [4]:
… por su elocuencia y autoridad … alcanzó tal influencia que la cristiandad se sintió amenazada …
Pocos años después, según algún relato, Hipatia fue brutalmente asesinada por los monjes nitrianos que constituían una secta fanática de cristianos que apoyaban a a Cirilo. Según otro relato (de Sócrates Escolástico) fue asesinada por una turba alejandrina bajo el liderazgo del lector Pedro. Lo que ciertamente parece indiscutible es que fue asesinada por cristianos que se sentían amenazados por su erudición y la profundidad de su conocimoento científico. Este evento parece haber marcado un parteaguas según se describe en [2]:
Cualquiera que haya sido la motivación precisa del asesinato, la partida de muchos eruditos marcó el comienzo de la decadencia de Alejandría como principal centro de cultura antigua.
No hay evidencia de que Hipatia hubiera hecho investigación matemática original. Sin embargo, asistió a su padre, Teón de Alejandría, en la escritura de su comentario en once partes al Almagesto de Ptolomeo. Se piensa también que haya asistido a su padre en la producción de una nueva versión de los Elementos de Euclides, que fue la base de todas las ediciones posteriores de esta obra. Heath escribe de la edición de Teón e Hipatia de losElementos [4] que:
.. mientras que hizo adiciones insignificantes al contenido de los “Elemenots”, se esmeró en eliminar dificultades que quienes estudiaran el libro podrían encontrar, al igual que un moderno editor lo hace al editar un texto clásico para su uso en la escuela; y no hay duda de que su edición fue aprobada por sus discípulos de Alejandría para quienes fue escrito, así como por griegos que posteriormente lo utilizaron casi exclusivamente…
Además de la obra conjunta con su padre, nos ha informado Suidas que Hipatia escribió comentarios sobre la Aritmética de Diofanto, sobre lasCónicas de Apolonio y sobre las obras astronómicas de Ptolomeo. La nota de Suidas está lejos de ser clara y la mayor parte de los historiadores dudan de que Hipatia escribiera comentarios sobre Ptolomeo, fuera de las obras que parece haber elaborado conjuntamente con su padre.
Toda la obra de Hipatia se perdió salvo sus títulos y algunas referencias a ella. Sin embargo, no se ninguna obra puramente filosófica, sino sólo obra sobre matemáticas y astronomía. Basado en esta pequeña muestra de evidencia, Deakin, en [8] y [9], alega que Hipatia fue una excelente compiladora, editora y preservadora de antiguas obras matemáticas.
Como ya se mencionó, existen algunas cartas de Sinesio a Hipatia. En ellas pide consejo para la construcción de un astrolabio y un hidroscopio.
Charles Kingsley la convirtió en la heroína de una de sus novelas Hipatia, o Nuevos enemigos con vieja cara. Kramer escribe en [1]:
Tales obras han perpetuado la leyenda de que no sólo era una intelectual sino también era hermosa, elocuente y modesta.
Traducido de un artículo de: J J O’Connor and E F Robertson
ARTEMISIA DE CARIA: (V a.C): 
Reina y Guerrera Persa..
Halicarnaso fue una ciudad de relevancia en la antigua Grecia en la cual Artemisia ejerció un poder y un liderazgo notable. Cabe destacarse que su reinado estaba alineado con el poderoso Imperio persa de aqueménida. Incluso fue una gran aliada y sostenedora del poder del Gran Rey Xerxes I, del mencionado imperio.
En materia político militar, Artemisia, demostró su total afinidad y alineación con la política de Xerxes I al haber luchado en persona contra las polis griegas a instancias de la Segunda Guerra Médica. Esto obviamente le valdría la total admiración, respeto y apoyo de Xerxes I. Es decir, ambos gobernantes se sostuvieron y apoyaron, fueron grandes aliados.
El rol militar de Artemisia quedó absolutamente expuesto como dijimos ya en el enfrentamiento que el imperio aqueménida mantuvo con los griegos. Incluso, ella misma peleo en el frente y estuvo al frente de varias embarcaciones que seguían las directivas del propio Xerxes I.
Es ciertamente destacable que en aquellos tiempos una mujer lograse ese respeto por parte de los hombres y ni hablar del hecho de desplegar un rol tan activo en una posición que aún hoy sigue siendo reservada a los hombres. Por ello la figura de Artemisia no podía pasar a la posteridad con tales acciones.
Existen pocas precisiones sobre su vida personal, solamente que nació y murió durante el siglo V A.C.
Recientemente, la gran pantalla ha desarrollado la historia de Artemisia en la cinta 300: Rise of an Empire. La actriz Eva Green se puso en la piel de Artemisia I.
En otras bios: Reina sátrapa de Caria y destacada almirante. Su tierra incluía Halicarnaso, Calidna o Kos, en Asia Menor, región perteneciente al todopoderoso imperio aqueménida de Xerxes I. Tras la muerte de su marido, gobernó entre el 490 y 480 a.C. En Salamina, Artemisia estaba al frente de las naves carias; no quería una persecución y aconsejaba esperar a la rendición griega. Pero los persas hicieron caso omiso y emprendieron una búsqueda desesperada de la flota griega. Los persas terminaron agotados y desorientados. Con naves más pesadas, los persas perdieron movilidad y se acabaron encontrando cara a cara con los griegos, que tenía naves más ligeras y maniobrables. Los arqueros resultaron en vano y los arietes, espolones y el asalto de los hoplitas fue letal para la embarrancada flota persa. Solo Artemisia demostró gran valor y capacidad como almirante, derribando hasta 9 trirremes griegas, y salvando su nave del acoso continuo de un barco griego. Jerjes dijo de ella: «Mis hombres se han convertido en mujeres, y mis mujeres (Artemisia), en hombres!» Después del desastre de Salamina, Artemisia aconsejó a Jerjes retirarse a Asia Menor. Heródoto, también natural de Halicarnaso, tenía una buena consideración de ella. Promptuarii Iconum Insigniorum (XVI) Guillaume Rouillé.
ZENOBIA DE PALMIRA (245-272): 
Reina del efímero y poderoso imperio de Palmira, que se rebeló contra dos gigantes como Roma y Persia. Con el sospechoso asesinato de su esposo Septimio Odenato y de su hijo Herodes, Zenobia tomó las riendas del poder de Palmira como regente. Palmira era una provincia comercial y estratégica que había sido fiel a los romanos durante más de dos siglos. Reconocida como reina y con un imperio declarado independiente, Entre el 267 y el 272, Zenobia construyó, embelleció la ciudad y llevó a Palmira a su máxima prosperidad. El siglo III se caracteriza por la crisis del imperio romano y con el imperio persa sasánida no consolidado. Zenobia lideraba sus tropas y llevó a cabo la conquista de Egipto y Asia menor de forma brillante. Finalmente fue derrotada por Aureliano en el 272 acabando así su sueño imperial. Su destino final sigue siendo incierto.
Zenobia ha sido una importante fuente de inspiración literaria y artística.
BOUDICA o BOADICEA (33-61 d.C): 
Reina britana de los icenos que lideró una gran revuelta contra los romanos. Casada con el rey Prasutag, con quien tuvo dos hijas, en el año 43 el emperador Claudio envió una gran fuerza romana que con éxito empezó a conquistar Gran Bretaña. Muchos pueblos se rindieron voluntariamente. Se había pactado que las tribus controlaban sus tierras hasta la muerte de su rey, cuando pasaban a pertenecer a Roma. Al morir Prasutag este dejó en herencia parte de sus tierras al emperador, pero otra parte a sus hijas. En la cultura celta las mujeres podían gobernar. Para Roma y su legislación todo esto era inaceptable, y Boudica y sus hijas fueron violadas y torturadas. Boudica, ante lo sucedido, se alzó en rebelión liderando a los icenos, y consiguió la alianza de otras tribus ( como los Trinovantes,) Con los romanos ocupados en Gales, la fuerza rebelde de más de 50.000 hombres conquistó y destruyó con éxito Camulodunum, la legión IX Hispana, Verularium y finalmente Londinium, a la que saquearon e incendiaron. Con Suetonio, los romanos consiguieron reagrupar sus legiones. Presentaron batalla en Watling Street (60-61 d.C), donde sus tácticas militares y disciplina fueron demasiado para los celtas. Boudica luchó heroicamente, pero los celtas fueron aniquilados. Boudica murió suicidándose o enferma. La conquista de Britania fue un hueso duro de roer.
Rodoguna de Partia:

Rodoguna fue hija del rey parto Mitríades I (171-138 a.C.) y hermana de Fraates II. Se casó con el rey Seléucida Demetrio II Nicátor, que estaba prisionero en Partia, con quien tuvo varios hijos. Parece que en una ocasión, Rodoguna quedó a cargo de una parte del Imperio cuando estalló una rebelión. Según cuenta Polieno, la reina se encontraba en ese momento a punto de tomar un baño y, en vista de la situación, juró no volver a bañarse hasta lograr la victoria. Llamó a los generales y ella misma se puso al frente de las tropas, combatiendo en primera línea y contribuyendo a conseguir una gran victoria. Tras el combate, la primera orden que dio fue que le preparasen un baño.
TOMIRIS (siglo VI a.C) 
Fue la reina de los masagetas, una confederación de pueblos de cultura escita situados en Asia Central (actual Kazajistán). La importancia y rol de la mujer en la sociedad escita-sármata, capaces de cazar y luchar desde muy jóvenes, fue una de las principales fuentes de inspiración de las legendarias amazonas de los textos griegos. La arqueología va demostrando una importante presencia en las tumbas de mujeres guerreras de alto rango. Tomiris es sin duda una de las más representativas. En aquel tiempo, el imperio persa aqueménida era la gran potencia de Oriente. Cuenta Heródoto que Ciro el Grande quiso casarse con la reina viuda Tomiris pero que esta le rechazó. Ciro entonces emprendió la invasión del territorio masageta, y aprovechando una distracción, capturaron al hijo de la reina, Espargapises. Espargapises acabó suicidándose. Tomiris juró venganza pronunciando su legendaria «Te juro por el sol, señor supremo de los masagetas, que por sediento que te halles de sangre yo te saciaré de ella». Tomiris y sus arqueros a caballo inflingieron una brutal derrota a los persas, en la que el mismo Ciro murió. Su cabeza fue puesta en una odre llena de sangre humana, cumpliendo Tomiris su palabra.
Juana de Arco– Jeanne d’Arc

También conocida como la Doncella de Orleans (en francés: La Pucelle d’Orléans; Domrémy, h. 1412-Ruan, 30 de mayo de 1431), Juana era hija de Jacques d’Arc e Isabelle Romée, residentes en Domrémy, una villa que entonces estaba en la parte francesa del ducado de Bar. Sus progenitores eran propietarios de veinte hectáreas de tierra y además su padre complementaba su trabajo como granjero con un puesto menor como funcionario de la aldea, recaudando impuestos y dirigiendo la guardia local.Vivían en una zona aislada del este de Francia que permaneció fiel a la corona francesa a pesar de estar rodeada de tierras pro borgoñonas. Hubo diversas incursiones militares borgoñonas durante la infancia de Juana y en una ocasión la villa fue incendiada. Juana era analfabeta y se piensa que sus cartas fueron dictadas por ella a escribanos y las firmó con la ayuda de otros.
En su juicio, Juana declaró que tenía unos 19 años, lo que implica que pensaba que había nacido alrededor de 1412. Más tarde testificó que experimentó su primera visión en 1425 a la edad de 13 años, cuando estaba en el «jardín de su padre» y tuvo visiones de figuras que identificó como el Arcángel Miguel, Santa Margarita y Catalina de Alejandría, quienes le dijeron que expulsara a los ingleses y llevara al delfín a Reims para su coronación como rey. Afirmó que la primera vez que escuchó una voz notó una gran sensación de miedo y que esta venía del lado de la iglesia, normalmente acompañada de una gran claridad. Según sus palabras, lloró cuando se fueron porque eran muy hermosos.
A los 16 años, le pidió a un pariente llamado Durand Lassois que la llevara a la ciudad cercana de Vaucouleurs, donde solicitó al comandante de la guarnición, Robert de Baudricourt, una escolta armada para llevarla a la Corte Real francesa en Chinon. La respuesta sarcástica de Baudricourt no la disuadió. Regresó el siguiente enero y se ganó el apoyo de dos de los soldados de Baudricourt: Jean de Metz y Bertrand de Poulengy. Según Jean de Metz, ella le dijo «debo estar al lado del Rey… no habrá ayuda para el Reino salvo la mía. Preferiría haber seguido hilando [lana] al lado de mi madre… sin embargo, debo ir a hacer esto, porque mi Señor quiere que lo haga». Bajo los auspicios de Jean de Metz y Bertrand de Poulengy, la recibieron por segunda vez y en ese momento predijo la derrota francesa en la batalla de Rouvray cerca de Orleans varios días antes de que llegaran los mensajeros informando de la debacle francesa. Según el Journal du Siége d’Orléans, que retrata a Juana como una figura milagrosa, ella se enteró de la batalla a través de la «gracia divina» mientras atendía a sus rebaños en Lorena y usó esta revelación para convencer a Baudricourt de llevarla ante el delfín.
Acabado su cometido, Juana de Arco dejó de oír sus voces interiores y pidió permiso para volver a casa, pero ante la insistencia de quienes le pedían que se quedara, continuó combatiendo, primero en el infructuoso ataque contra París de septiembre de 1429, y luego en el asedio de Compiègne, donde fue capturada por los borgoñones el 24 de mayo de 1430.
Días más tarde, sin embargo, recusó la abjuración y reafirmó el origen divino de las voces que oía, por lo que, condenada a la hoguera, fue ejecutada el 30 de mayo de 1431 en la plaza del mercado viejo de Ruán. Durante unos años corrió el rumor de que no había muerto quemada en la hoguera, ya que habría sido sustituida por otra muchacha, para casarse posteriormente con Roberto des Armoises. En 1456, Juana de Arco fue rehabilitada solemnemente por el papa Calixto III, a instancias de Carlos VII, quien promovió la revisión del proceso. Considerada una mártir y convertida en el símbolo de la unidad francesa, fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920, año en que Francia la proclamó su patrona.
Su aporte a la Historia?
Dividida, empobrecida, habiendo perdido territorio y con un ejército inadecuado y desmoralizado, lo que Francia necesitaba realmente era un «milagro» para salir del estancamiento en el que se encontraba.
Y eso fue, precisamente, lo que ofrecía la carismática y convencida joven de Domrémy.
«Juana fue pueblo por pueblo y reunió a pequeños grupos (de hombres) a quienes inspiró en momentos en que Francia era un desorden», le dice a BBC Mundo Linda Seidel, profesora emérita del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, y autora del ensayo «Changing images of Joan of Arc».
«Ella tenía sentido común y la gente creía en ella, que insistía en lo que le habían dicho las voces que escuchaba».
«Brindó liderazgo moral (…) y a veces es esa persistencia e insistencia la que infunde en otros compromiso y coraje», agrega.
«La ciudad de Orleans quería creerle, los hombres bajo su mando querían creerle. Juana convenció a suficientes personas y, quienes no estaban tan convencidos, pensaron simplemente que, en una situación como la que se encontraban, valía la pena probar», dice por su parte Castor.
Juana resultó una líder excepcional, en un momento excepcional, que transformó a pura fuerza de convicción el entorno que la rodeaba.
La India Catalina: heroína o villana?
Era la hija del cacique Galeras, quien gobernaba una tribu dedica a la extracción de sal y que les sirvió a los conquistadores como traductora y mediadora ante las autoridades indígenas que se resistían a la colonización.La india Catalina fue una mujer que jugó un papel muy destacado en la conquista y asentamiento de los españoles en la actual Colombia. En aquellos primeros tiempos, duros y violentos, esta joven fue fundamental para que el madrileño Pedro de Heredia y los suyos consiguieran explorar y avanzar en aquél territorio. En Colombia es recordada e incluso se la compara con la célebre Malinche; en España son muy pocos los que han oído hablar de ella. Permítanme que les cuente brevemente lo que he leído e investigado sobre aquella mujer…

La india Catalina fue seuestrada cuando solo era una niña (Daniel Arveras)
Lo primero que debo decirles es que me topé con su historia hace año y medio, cuando disfrutaba de unas vacaciones en Colombia y me encontraba en la bella Cartagena de Indias. Saliendo del impresionante recinto amurallado de la ciudad vieja, allí la vi por primera vez, en un parque a medio camino de la fortaleza de San Felipe de Barajas, donde el insigne Blas de Lezo y sus escasas tropas les dieron las del pulpo a los altivos ingleses en 1741. Su figura era imponente y una pequeña placa avanzaba una biografía muy intensa. Tras hacer las fotos de rigor, me interesé por saber más sobre aquella mujer, idealizada en aquella escultura que la representaba como una india regia, de torso desnudo, cuerpo escultural, mirada orgullosa, pluma en la cabeza, dos largas trenzas y un escueto taparrabos. ¿Quién era? ¿Por qué se la recordaba de esta manera?
Muchos pasajes de su vida permanecen aún en la penumbra pero sí sabemos que, siendo una niña, fue apresada por los españoles en torno a 1509, en una de aquellas primeras incursiones que hicieron por las costas caribeñas de esta zona cercana a Cartagena de Indias y que se saldaban con encontronazos muy violentos con los pobladores de aquellas tierras.
Eran los tiempos de Nicuesa, Ojeda, Juan de la Cosa y otros que exploraban las costas caribeñas de Tierra Firme para hallar riquezas y también indios que pudieran sustituir a los miles que morían por su sobreexplotación y, sobre todo, por las enfermedades transmitidas involuntariamente por los conquistadores en la isla de la Española.

La escultura de Catalina en Cartagena de Indias es imponente (Daniel Arveras)
En una de aquellas incursiones, Alonso de Ojeda desembarcó y muy pronto entabló combate con los indios. Las flechas envenenadas llovían por doquier, diezmando a los españoles y acabando con la vida de muchos de ellos, entre ellos con la del célebre cartógrafo Juan de la Cosa. Cerca de Turbaco, Diego de Nicuesa y sus hombres, realizaron un sangriento escarmiento y decidió capturar a una niña, familiar de caciques principales, para trasladarla a Santo Domingo, ser educada en la fe católica y en la lengua y costumbres españolas.
Es aquí donde la existencia de aquella niña cambia para siempre. Trasladada de su mundo, fue asimilando su nueva vida que la convertiría en una pieza clave en la futura conquista. Esto sucedió cerca de 20 años más tarde. Rodrigo de Bastidas había fundado Santa Marta en 1525 y, poco después, los españoles recordaron a aquella mujer raptada por Nicuesa hacía años y que les podía venir muy bien para que les facilitara el avance en aquél territorio. En esa zona se instaló, colaborando con los españoles para lograr un mayor entendimiento con los indios y su evangelización.
Poco después, en 1532, el madrileño de Pedro de Heredia firmó las capitulaciones con la Corona para conquistar y poblar una zona cercana a Santa Marta y se le concedió el derecho a recibir “dos indios esclavos para lenguas” de la vecina gobernación. Finalmente, consiguió una “lengua” o intérprete, nuestra protagonista. A partir de entonces, la india Catalina se convirtió en inseparable del conquistador Pedro de Heredia, quien fundaría Cartagena de Indias en 1533. Su conocimiento de la lengua y costumbres de los indios de aquellas tierras la convirtieron en imprescindible para consolidar la conquista en esos parajes de una vegetación asfixiante y poblada por gentes belicosas que no querían someterse a la presencia y dominio de los castellanos. Poco a poco consiguió apaciguar a muchos pueblos y que aceptaran a los recién llegados y al Dios que pregonaban como único y verdadero.
“He estado con el dicho Pedro de Heredia mucho tiempo y he sido su criada, pero no por eso no dejaré de decir verdad”.
Así comenzó su declaración y, efectivamente, dijo la verdad. Ella había visto con sus ojos como Pedro de Heredia había escondido parte del oro para no declararlo y mermar así el quinto que correspondía a la Corona. Su dignidad, honestidad y valentía llaman la atención, ya que hasta ese momento había sido la fiel intérprete y criada del conquistador, de su señor, contra el que ahora declaraba sin tapujos. No tuvo que ser fácil para ella, pero fue sincera y denunció el fraude de Heredia, de quien lógicamente se alejó… A partir de aquí su rastro se pierde de nuevo, abriéndose diversas conjeturas sobre su destino y posterior vida…
Su recuerdo permanece muy vivo en Cartagena de Indias. Algunos la su labor contribuyó a reducir las muertes y batallas entre los españoles y los indios que poblaban aquél territorio. Como manifestó Álvaro de Torres, quien la entregó en Santa Marta a Pedro de Heredia, “… con esta lengua que yo le di, el dicho Pedro de Heredia ha poblado esta tierra, por ser la dicha lengua como es, sobrina de los caciques principales de dicha provincia, y que ella los apaciguó e hizo todos de paz, lo que sin ella no se pudiera hacer, por ser los cristianos y la tierra muy belicosa”.
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HERMANAS TRUNG (12-43 d.C): 
Son consideradas dos heroínas nacionales de Vietnam. De clase adinerada y de buena educación, estas dos hermanas fueron entrenadas por su padre en el arte militar. En aquel entonces Vietnam se encontraba bajo dominio chino Han ( desde el 111 a.C). El malestar seguía vigente ante el proceso de sinización latente. La ejecución del marido de una de las hermanas fue el desencadenante de la rebelión.
Las hermanas, proclamadas reinas, lideraron la revuelta expulsando a los chinos de Vietnam y denominaron a su país como Lînh Nam. Su ejército de hombres y mujeres, lo lideraban a lomos de sus elefantes de guerra. Finalmente, los chinos, enviaron a un veterano general, Ma Yuan, con un gran ejército y derrotaron a las hermanas Trung en el 43 d.C. Antes de caer en manos del enemigo, decidieron suicidarse.
CYNANE (323 a.C):
Hija de Filipo II y hermanastra iliria de Alejandro Magno. Entrenada como cazadora y luchadora desde pequeña, se convirtió en comandante militar y destacada guerrera. Enviudó dos veces, y se dedicó a la enseñanza de su hija Eurídice y al entrenamiento marcial. Tras la muerte de Alejandro, tuvo una gran influencia política y participó en las intrigas políticas; casó a su hija Euríce con Filipo III Arrideo. Murió asesinada a manos de Alcetas y (a orden de Pérdicas) cuando cruzaba Asia. «Era famosa por sus conocimientos en las artes militares: conducía ejércitos, y en el campo de batalla cargaba la primera, guiando a sus soldados. En una lucha con los ilirios, mató a la reina Ceria con su propia mano, y derrotó al ejército con una gran matanza» (Polieno). Amazonomaquia en cerámica griega (420 aC).
LADY TRIÊU (225-248 d.C):
Triêu Thi Trinh, al igual que las hermanas Trung, es otra heroína nacional vietnamita. Con aires de leyenda, esta guerrera lideró la resistencia a la ocupación del país por parte del reino chino de Wu, en un Vietnam siempre codiciado por sus vecinos. Huérfana desde joven, fue criada por su cruel cuñada, a la que ella misma mató. Huyó a las montañas donde consiguió reunir a centenares de seguidores mientras preparaba la rebelión. El hermano mayor de Trieu, Trieu Quac Dang inició la revuelta a la que ella se unió con su banda.
Valiente y de gran coraje, pronto se convirtió en una gran líder. Se presentaba con una gran túnica amarilla y a lomos de su elefante de guerra. Resistió con éxito a los chinos durante medio año saqueando sus campamentos, hasta que los generales se focalizaron en acabar con ella. Debido a la escasez de tropas poco pudo hacer, y fue derrotada ante el gran ejército desplegado por los chinos. Huyó a Bo Dien, donde su suicidó. Lady Triêu es una figura muy venerada en su país, con templos, estatuas y calles con su nombre.
MAVIA (Siglo IV d.C): 
Fue una reina árabe del linaje tanúkida (asentados en el sur de Siria) que se rebeló contra el imperio romano. Cuando su marido falleció, ella cogió las riendas de la confederación de tribus árabes. Es probable que fuera cristiana. Las fuentes dicen que fue bautizada por un obispo ortodoxo. De hecho, las causas de la rebelión fue la negativa romana de aceptar un obispo ortodoxo que ella había elegido. Pronto Mavia instigó la rebelión por toda Siria y Arabia, llegando a los límites de Fenicia y Egipto. Venció a los romanos en el desierto, aprovechando los ataques sorpresa y la guerra de guerrillas. Tras varios fracasos romanos de parar la revuelta, estos aceptaron las condiciones de Mavia. Esta correspondió casando a su hija con el comandante romano. En tiempos posteriores, la reina árabe mandó una unidad de caballería para ayudar a Roma en sus lucha contra los godos. Mavia es a menudo comparada con la gran reina de Palmira, Zenobia. Una inscripción señala que murió en el 425 d.C.
FU HAO: (Hacia 1200 a.C)
Fue esposa del emperador Wu Ding (tenía 60 esposas, una de cada tribu conquistada) de la dinastía Shang. Fue una mujer muy relevante en su época, ejerciendo como suma sacerdotisa, y actuando como política y general militar. Como sacerdotisa dirigió sacrificios humanos y grandes rituales en el oráculo; como general condujo a un ejército de 13.000 hombres a numerosas campañas, consiguiendo grandes victorias. Fue la más grande general de su tiempo. Consiguió derrotar a los Tu-Fang, enemigos acérrimos de los Shang. Su tumba en Yin Xi, descubierta en 1976, es un importante yacimiento arqueológico. Se han encontrado miles de objetos de jade, bronce, huesos, 130 armas, miles de conchas (monedas). Fue enterrada con varios esclavos. Poco tiempo después, Los Shang darían paso a los Zhou (1122 a.C.
Estatua de Fu Hao en Yinxu
AMAGE:
Reina sármata del siglo II-III, ha sido identificada como una amazona. Los sármatas vivían en la región del Mar Negro y llevaban una vida nómada de pastoreo, caza y pillaje. Con un marido totalmente incapacitado para gobernar, Amagé cogió las riendas de su pueblo. Como hemos comentado en la historia de Tomiris, en la cultura escita y sármata las mujeres podían ostentar posiciones de poder, y luchar igual que los hombres. Amage demostró dotes de conquistadora ampliando los dominios de su pueblo hasta el Vístula y el Volga, llamando la atención de los romanos, que enviaron una embajada. Un príncipe escita hizo caso omiso a sus advertencias de que dejara de hacer incursiones a sus posesiones en Crimea. Entonces Amage eligió a 120 grandes guerreros para una misión relámpago, recorriendo 180 kilometros para llegar al palacio del príncipe, matando a sus habitantes. Amage se enfrentó en un duelo personal con el príncipe escita, acabando con la vida de este. Luego permitió que el hijo reinara a su pueblo a cambio de no invadir los territorios vecinos. Perdemos el rastro de la reina Amage durante la invasión goda de Sarmatia. Polieno es la principal fuente para la historia de Amage.

HIPSICRATEA (63 a.C):
Concubina y reina de Ponto con su amado Mithrídates VI. El reino de Ponto era una confederación de fusión helenística-escita que dominaba Crimea, el Cáucaso y partes de Asia Menor. Mujer de la nobleza caucásica, es símbolo de fidelidad y amor incondicional. Plutarco y Valerio Máximo nos hablan de ella. El reino de Ponto, desafiante con Roma hasta 2 veces, sucumbió en la tercera guerra (74-63 a.C) ante la ofensiva en oriente de Pompeyo. Hipsicratea no dudó en acompañar a su marido en la guerra y para ello se disfrazó de hombre. Luchó como uno más, con arco, espada y hachas, demostrando gran valor como jinete amazona (Bocaccio). En la huída de Mithrídates, ella lo acompañó fielmente hasta que este enfermó fatalmente.
Lozen:

Se cree que esta guerrera Apache tenía 30 años cuando ella y la tribu de su hermano Victorio fueron forzados a entrar en la Reserva de San Carlos de Arizona en 1870. El lugar fue descrito como «Hell’s Forty Acres» debido a sus condiciones deplorables. Alrededor de 1877, Victorio llevó a una banda de la reserva entre los que se encontraba Lozen, y juntos asaltaron las tierras y sembraron el horror en los corazones de los colonos de Nuevo México que se habían apoderado de la tierra Apache.
Lozen ayudaba a las mujeres y los niños durante estas incursiones tal y como relata James Kaywaykla, quien era un niño en aquel momento. «He visto a una mujer magnífica en un hermoso caballo: Lozen, hermana de Victorio, Lozen, la mujer guerrera.»
Su hermano pudo afirmar, «Lozen es mi mano derecha, fuerte como un hombre, más valiente que la mayoría, y magnífica en la estrategia. Lozen es un escudo para su pueblo.» Desafortunadamente, ella no pudo ser su escudo cuando más la necesitaba. Victorio murió en una batalla mientras Lozen llevaba a una parturienta y su bebé de vuelta a la reserva. Al enterarse de la muerte de su hermano, se dispuso a ayudar a los supervivientes. Desde ese momento, Lozen formaría parte del movimiento en busca de venganza que arrasaría las tierras que encontrasen por Nuevo México en 1881.

Mas tarde continuaría su luchando al lado de Gerónimo, con quien ganaría la leyenda de saber la localización y el número de combatientes enemigos tan solo exentiendo sus brazos. Tras la rendición de Gerónimo, Lozen fue capturada para morir de tuberculosis siendo prisionera de guerra. Su cuerpo fue devuelto a su tribu para poder ser enterrada en un lugar de honor de acuerdo con la tradición Apache.
YUENÜ O DAMA DE YUE (Siglo V a.C)
Gran guerrera china del estado de Yue, la mitología la considera la reencarnación de Xuan Nu.

Durante el período de las Primaveras y los Otoños de la dinastía Zhou, los estados de Yue y Wu llevaban una encarnizada lucha. El rey Goujian de Yue (496-465 a.C) quería la victoria de una vez por todas ante Wu. Desde pequeña, Yuenu había sido entrenada por su padre en el arte de la arquería, la caza y el manejo de la espada. Así se convirtió en una gran espadachina que forjaba sus propias espadas. Sus habilidades llegaron a oídos del rey, que la invitó a la corte. Yuenü, que vivía en el bosque, viajó hasta el palacio donde exhibió su capacidad como guerrera y la aplicación de la energía del ying y el yang en los movimientos. El rey le otorgó el título de Dama de Yue. A partir de entonces Yuenü se dedicó a instruir a generales y oficiales. El reino de Yue conseguiría derrotar a Wu. Yuenü está considerada una de las primeras influencias en las artes marciales chinas. Una espada encontrada en 1965 podría pertenecer a la legendaria espadachina. La historia de Yuenü, Fu Hao, y las numerosas heroínas de la China imperial contribuyeron a la creación de la leyenda de Mulan.

Nakano Takeko:

Como una de las pocas onna-bugeisha conocidas en la historia de Japón, Takeko recibió educación de artes marciales y literatura antes de hacerse un nombre en la Guerra Boshin, una guerra civil japonesa que duró poco más de un año.
Durante la Batalla de Aizu, combatió con su naginata y dirigió un cuerpo de combatientes femeninas que lucharon de forma independiente, oficialmente no formaban parte de las fuerzas militares del dominio. Posteriormente esta unidad fue denominada ejército femenino.

En mitad de la batalla, Takeko recibió un disparo en el pecho mientras conducía una carga contra el ejército imperial japonés del dominio Ogaki. Temiendo que sus enemigos profanaran su cuerpo y convirtieran su cabeza en un trofeo de guerra espantoso, le pidió a su hermana que se la cortara y la enterrara. Este fue su último deseo, y su cabeza fue posteriormente enterrada bajo un árbol de pino en el templo Hōkai-ji. Hoy en día, existe un centro cerca del lugar donde un ejército de mujeres la honran cada año durante el Festival de Otoño de Aizu.
Mujeres Guerreras Japonesas:
LAS PRIMERAS GUERRERAS
La existencia de mujeres guerreras en Japón está documentada de forma fidedigna a partir el siglo XII, aunque mucho antes ya encontramos una figura semilegendaria en la emperatriz Jingû, que habría liderado una supuesta invasión de Corea a principios del siglo III. Su existencia es muy discutida ya que solo existen fuentes literarias sobre ella, pero es el modelo en el que se basa la imagen de la onna-bugeisha, incluyendo su característica arma, la naginata.

Atendiéndonos a los registros históricos, la mayoría de las que se tiene constancia lucharon en las Guerras Genpei (1180-1185) o en el periodo Sengoku (1467-1568), dos etapas de guerra civil entre los muchos clanes que gobernaban un Japón dividido. Una de las primeras que se conocen fue Tomoe Gozen, que luchó al servicio del clan Minamoto durante las Guerras Genpei: el Cantar de Heike, una obra clásica de la literatura japonesa, dice que “valía por mil guerreros y, a caballo o a pie, habría combatido incluso a un dios o un demonio”. Aunque no se ha podido demostrar que su figura sea totalmente histórica, el Cantar de Heike tuvo una profunda influencia en el ideal de la onna-bugeisha, una guerrera preparada para luchar hasta el último aliento por su señor o su clan.

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LA ERA DE LAS ONNA-BUGEISHA
El periodo Sengoku (1467-1568) representó la época de mayor prominencia de las onna-bugeisha. Esta etapa de más de cien años en que los señores feudales guerreaban constantemente entre ellos requería que las mujeres del clan estuvieran preparadas para defender sus castillos, por lo que recibían entrenamiento en artes marciales y en el uso de diversas armas. A finales de esa época los portugueses introdujeron las modernas armas de fuego en Japón, que marcaron una diferencia muy importante en este tipo de batallas defensivas.
Ejemplos famosos de guerreras de esa época son Myôrin, una monja budista que tomó las armas al servicio de varios señores; Yodogimi, concubina del poderoso señor feudal Hideyoshi Toyotomi, que murió defendiendo el castillo del clan; o Yuki no Kata, esposa de un samurái que luchó junto a su marido al servicio de Toyotomi.

LAS ÚLTIMAS SAMURÁIS
El siglo XVII empezó con la consolidación del shogunato Tokugawa, que durante más de 250 años gobernó Japón y puso fin a las guerras civiles, salvo algunas insurrecciones puntuales. Esto cambió drásticamente el papel tradicional de la clase guerrera, tanto hombres como mujeres: los samuráis se convirtieron en burócratas y las mujeres, que ya no debían defender los castillos, en administradoras del patrimonio y educadoras de los hijos. Los señores ya no buscaban en su esposa a una guerrera capaz de proteger a su familia y su feudo. Como consecuencia, la práctica de las armas entre las mujeres se redujo notablemente y pasó a ser una disciplina marcial más que un entrenamiento con finalidades prácticas.
A mediados del siglo XIX, el estallido de la Restauración Meiji sumió de nuevo al país en un grave conflicto interno entre los partidarios del shôgun y los que apoyaban al emperador. En una de las últimas etapas del periodo, la llamada Guerra Boshin (1868-1869), las fuerzas proimperiales atacaron a los últimos partidarios del shogunato Tokugawa en el dominio de Aizu (actual prefectura de Fukushima). En la batalla participó Takeko Nakano, una mujer de estirpe samurái que organizó la última e infructuosa defensa del feudo: murió en el combate, no sin antes pedirle a su hermana que le cortara la cabeza y la escondiera para no convertirse en un trofeo en manos del enemigo.

En esa misma batalla participó Yae Niijima, quien consiguió sobrevivir y ponerse a salvo. En las décadas siguientes participó en la primera guerra sino-japonesa (1894-1895) y en la guerra ruso-japonesa (1904-1905), pero esta vez como enfermera. Con ella terminó la historia de las onna-bugeisha, aunque aún le quedaba un último combate por librar: Niijima se convirtió en una de las primeras activistas por los derechos de las mujeres en su país. Incluso después de dejar las armas y el campo de batalla, el espíritu de las mujeres guerreras de Japón nunca se apagó.
CONTENIDO EXTRA:
Iskande15 agosto, 2020Publicado en Edad Antigua, Mujeres en la historia, Mujeres guerreras, PERÍODOSEtiquetas:#historia, #mujeresguerreras, Antiguedad, Guerra, Mujeres
Para conocer grandes guerreras del medievo
Para un introducción a los grupos de guerreras más famosas de la antigüedad y el medievo.
Para descubrir la historia de Amanirenas, la belicosa reina de Nubia y otras famosas guerreras africanas.
PARA SABER MÁS:
Excelente web dedicada a mujeres guerreras de todos los tiempos (en inglés)
Lista de famosas mujeres guerreras de todos los tiempos. National Geographic.
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/mujeres-guerreras-historia_14822
Obra recomendada (en inglés)
The Amazons: Lives and Legends of Warrior Women across the Ancient World. Adrianne Mayor. Princeton University Press. 21 September 2014. pp. 4–. ISBN978-1-4008-6513-0.