La intuición

De la percepción a la Unidad

Para acceder al conocimiento y  por ende a los planos espirituales es necesaria la percepción, el más fundamental de los métodos para adquirir información, y consiste en emplear los sentidos para enterarse del mundo.  De las funciones más significativas de la percepción, si se ha de separar como capacidad, es la intuición: conocida como sexto sentido, descrita por JUNG como uno de los modos primarios del ser humano de obtener información, estimándola de entre las otras tres funciones psicológicas que operan simultáneamente según él y que son:  sentimiento, pensamiento y sensación.

En su profunda esencia la percepción, la capacidad intuitiva pertenece a la habilidad de ver, la cual implica un proceso mucho más  profundo que el mirar, el darse cuenta, percatarse, detallar el todo con especial atención, lo cual permite detectar el campo fenomenológico de lo que se ve o su contenido espiritual.

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Filósofos, músicos, pintores y científicos de todos los tiempos vivieron estas pautas, las experimentaron y como resultado obtuvieron inspiración, fluidez de pensamiento y por tanto influyeron y llevaron acabo importante descubrimiento y grandes obras,  como EINSTEIN,  quien llegó a decir que “a la hora de hacer ciencia, lo único valioso es la intuición” 

Intuición.
Proceso creativo 👨‍🎨

y DALI que esperaba siempre pintar describe este atributo como “el momento en que se produjera el delirio instantáneo, a través de una actitud activa sistemática y sabia ante los fenómenos irracionales”.

Salvador Dali La-Main-Les-Remords-de-conscience-Salvador-Dali

El filósofo y místico hindú SRI AUROBINDO cría que “el conocimiento intuitivo es una luz que se enciende en el silencio y todo está ahí, ni más arriba, ni más abajo, justo bajo nuestros propios ojos, esperando a que nos aclaremos, no es tanto una cuestión de elevarse a uno mismo, como de despejar obstáculos”.

Según Buda la Intuición y no la Razón atesora la clave de las verdades fundamentales.

La mayoría de intuiciones ocurren espontáneamente y ocurren durante estados de consciencia normales,  BENTOV 12 ha desarrollado una hipótesis para esto: “los cuerpos oscilan como todo en el Universo, imperceptiblemente hacia arriba y hacia abajo como un péndulo.  En los breves instantes en que el péndulo se detiene, se convierte en algo inmaterial y se expande hacia el espacio a una velocidad infinita.  Asegura que el cuerpo alcanza este estado de reposo catorce veces por  segundo.  En cada una de estas ocasiones nos expandimos a una velocidad muy alta, a través del tiempo  subjetivo, hacia el espacio objetivo  y permanecemos por unos instantes en otras dimensiones, repartiendo o recabando información”. 13

PATANJALI decía en sus Yoga Sutras que: “uno debe construir su propio Yo para que resulte tan inmóvil y claro como un cristal y nos permita experimentar, sin falsificaciones, aquello que reside más allá de uno mismo”.

En la dimensión espiritual se encuentra otro espacio importante y es la trascendencia, una cualidad que pertenece a la consciencia.  Se define como sustancia sin pensamiento, experiencia pura unificada en una singularidad de espacio y tiempo.  El observador es un partícipe; no hay aquí separación entre el Yo y el mundo exterior, ni sentimiento de temporalidad.

“La consciencia trascendente que se eleva incluso por encima de las minúsculas  fluctuaciones de las ondas del pensamiento” 14

Pero adentrémonos más en el concepto de consciencia: todo es vibración como todo es pues, mental, conviene impregnarse mentalmente primero, de lo que mejor haya en el estado que se pretende lograr.  El mundo objetivo o visible y el subjetivo o invisible deben sintonizarse, no vivirse como separados, se obtiene así un rendimiento apreciable por efecto que puede producir la unión de dos dimensiones en la consciencia, permitiendo así una emanación de fuerzas ondulatorias capaces de hacer accionar los lugares a niveles psíquico y físico que tienen pérdida de  vibración o están desatendidos por la propia mente, lo cual produce un desequilibrio orgánico, una baja en la homeóstasis como una crisis salutífera.

La consciencia mental, es decir la inteligencia propia, es un poder de enlace de dos estados sucesivos de percepción e igualmente un poder de abstracción; esta fuerza permite pues, ligar entre ellos los diferentes estados y unificar los variados dominios del ser… 15

Espíritu ha de ser entendido especialmente como consciencia y este acento espiritual es reforzado en todas las diversas acciones que realiza el ser humano, que avanza hacia la espiritualidad o a la trascendencia.

No son solamente las células cerebrales las que pueden modificar la consciencia: “Las secreciones internas, al hacer variar la composición del suero sanguíneo, la corriente eléctrica intracelular modificando el equilibrio ácido  básico del organismo, excitan o disminuyen las funciones cerebrales. La consciencia implica siempre una actividad de los centros nerviosos superiores, en virtud de la cual el hombre es consciente o presente al desarrollo de los fenómenos internos y externos del propio organismo.  Por eso, el estado de consciencia requiere un perfecto funcionamiento del sistema nervioso central, la actividad de la corteza cerebral y de los centros del mesoencéfalo.  Se cuenta entonces con una maravillosa computadora que tiene las neuronas para recibir y emitir los estímulos energéticos que se activan y guían hacia acciones e interacciones que se traducen en creaciones”. 16

La biogénesis opera en forma automática en cada ser que viene al mundo, instaurando un orden en todos los niveles: corporal, anímico y espiritual, siendo este último el que nos ocupa.  En cuanto a consciencia tenemos las siguientes divisiones o esferas mentales: 17

  1. Preconsciente: se localiza en el cerebro y actúa en la conexión de actos psicológicos conscientes e inconscientes.
  2. Subconsciente: se localiza en el cuerpo calloso e hipófisis pineal.  Archiva grabaciones no conscientizadas.
  3. El consciente: se localiza en el lóbulo frontal derecho.  Actúa en: meditación y análisis, vigilia, vida activa, sueño crepuscular e iluminación, estas áreas pertenecen a los siguientes estados vibratorios respectivamente: Alfa, Beta, Eta y Delta.
  4. Consciente continúo: se localiza en el lóbulo izquierdo, actúa en los niveles anteriores.
  5. Supraconsciente: o el inconsciente freudiano, localizado en el lóbulo posterior derecho.  Actúa  en el nivel Alfa: hipnosis,  en Beta: mediumnidad, en Eta: anestesia, en Delta: iluminación.
  • Subliminal: localizado en el lóbulo posterior izquierdo, actúa de manera similar que el nivel anterior.

El cerebro trabaja normalmente en el nivel Beta, esto lo explica de manera mejor la teoría cuántica.  ZOHAR define consciencia como un importante eslabón entre los mundos del quantum y el cotidiano. 18

Esta relación es la planteada por la física cuántica de una profunda interconexión de todo con el todo, lo cual nos lleva al concepto de Universidad, lo que integraría gran parte de los que hasta ahora se ha descrito.

La Unidad se manifiesta en tres principios de manifestación que son:

La Unidad con el primer principio que es el Poder.

La Unidad con el segundo principio que es el Amor.

La Unidad con el tercer principio que es el Saber, o sea en el Espíritu, en sí mismo y en el Universo.


12 ITZHAK BENTOV.  Inventor.

13 LAURA DAY.  “La Intuición Eficaz”.  Martínez Roca.  Barcelona,  1997.

Nota: Más sobre la Intuición en: B. NAPARSTEK.  Ed. Neoperson.  Madrid.  1998  “Tu Sexto Sentido”.J. KLIMO  “Mensajes del Más Allá”  Ed. Martínez Roca.  Barcelona.  1998

14 ANODEA JUDITH,  “Los Chakras”.

15 RAYNAUD DE LA FERRERE SERGE.  “Propósitos Psicológicos”.  Ed. Nueva Era.  Tercera Edición.  1997.  Vol. II  Pág. 156

16 IBID.  Pág. 152

17 MEJIA MEJIA ANGEL DE JESUS.  “Las Grandes Síntesis Conceptuales”  El cerebro.  Pág. 127 – 132

18 ZOHAR, Danah.  El Yo Cuántico.  Naturaleza humana y consciencia definidas por la física moderna.  Edivisión.  México.  1997

Intuicion

Trascendencia

Unidad
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Los Sentimientos..

QUE ES EL SENTIMIENTO

Es la tercera expresión del yo en la psique, acompaña íntimamente al pensar y a la voluntad.  Una de sus características es su constante cambio, lo cual corresponde al sistema rítmico anteriormente mencionado, es este la base del sentimiento.  No existe la mínima sensación posible sin una modificación  de la respiración o la circulación.  La consciencia del sentir corresponde a la subconsciencia o consciencia de sueño, el sentimiento en su esencia de vigilia y la inconsciencia.  En la sensación se permite la predominancia de las polaridades, de los ritmos; es así como existe la inspiración y la espiración, pues sino se alternan, se produce la muerte,  o sístole y diástole cardíacas.  Necesitan alternarse para mantener vivo al organismo.

El sentimiento puede describirse como pauta reactiva que resulta de la recesión  reiterada de una sensación.  Cuando algo estimula repetidamente el sistema nervioso, se crea un campo de resonancia conforme el organismo reaccione y esta reacción es un sentimiento.

Las emociones pueden definirse como entidades que permiten unificar y conservar impresiones.  Son los impactos de la consciencia en el organismo.  Es el interfaz del sentimiento corporal.  Con la información que procede de la mente se obtiene una emoción.

En palabras de ANODEA JUDITH cabría decir que: Las sensaciones son como las palabras, los sentimientos son las frases y la emoción como el relato entero.  La emoción es un flujo de la propia fuerza vital  mediante la cual se obtiene el cambio.

Empatía

Siguiendo con los otros niveles de la espiral, se encuentra la Empatía.  También una fuente valiosa de información que en su mayoría es inconsciente.  Suele vivirse como una sensación sutil de algo a alguien, experimentando eso que el otro o lo otro experimenta.  La empatía es una gran capacidad si se utiliza adecuadamente, esa sensibilidad hacia lo que nos rodea debe equilibrarse con la necesaria atención a uno mismo.

La empatía, hija consentida de la sexualidad funciona a nivel energético y puede ser explicada con la teoría de campos mórficos o morfogenéticos, formulada por SHELDRAKE[1]

“La propia materia, de acuerdo con la física moderna, no es más que energía organizada en campos”. “Campos que, por tanto no son una entidad distinta responsable de la organización de la materia, sino que constituyen su propia esencia y no cabe establecer ninguna dicotomía entre campos y materia…”.

SHELDRAKE, formado en la Universidad de Cambridge, decidió irse a vivir unos años a la India, donde conoció a KRISNAMURTI y al monje Benedictino BEDE GRIFFITS, personajes influyentes en su formación.  Tanto que al poco tiempo, SHELDRAKE aceptaba que la clásica distinción  entre materia y espíritu es inexistente.  “La propia materia, de acuerdo con la física moderna, no es más que energía organizada en campos”. 13 “Campos que, por tanto no son una entidad distinta responsable de la organización de la materia, sino que constituyen su propia esencia y no cabe establecer ninguna dicotomía entre campos y materia…”.

Campos Mórficos
“Existen diferentes niveles de organización de campos;  los campos de partículas de quantum están organizados por el campo atómico; después están los campos moleculares organizando los átomos; y los campos celulares organizando las moléculas; y los campos de tejidos organizando las células … pero no es que no haya nada inmaterial organizando las partículas:  es que no existe la materia en el sentido tradicional”. [2]

Esto es la empatía entre sistemas, entre estructuras, la relación del todo con el todo, teniendo en cuenta esta línea  inexistente de separación es posible que existan millones de conexiones entre todo lo viviente, en diversos campos:  “Existen diferentes niveles de organización de campos;  los campos de partículas de quantum están organizados por el campo atómico; después están los campos moleculares organizando los átomos; y los campos celulares organizando las moléculas; y los campos de tejidos organizando las células … pero no es que no haya nada inmaterial organizando las partículas:  es que no existe la materia en el sentido tradicional”. [2]

La empatía, hace pues, parte de un universo interconectado donde como seres humanos nos contagiamos los unos a los otros de aquello que vivimos, de esta manera nos comprendemos, relacionamos, enamoramos, odiamos y nos amistamos.  La empatía es como carga energética un legado histórico, biológico, psicológico y espiritual donde un ser vivo le habla al otro en un sinnúmero de formas de lenguaje, en los campos mórficos se acumulan las experiencias de los individuos de cada especie dando lugar así a una suerte de “memoria colectiva” , la cual sustentaría también las propuestas de JUNG acerca de l inconsciente colectivo, no sólo la empatía, no sólo la sexualidad permite la conexión a nivel de la consciencia, a nivel genético, hereditario, reproductivo con otros seres, sino con el universo mismo por medio de la “resonancia mórfica” a través de la cual se obtiene datos accesibles a todos, registros de todos los acontecimientos, sensaciones y sentimientos que han tenido lugar desde el origen de la vida.

Esto también haría referencia al viejo principio hermético: “La parte está en el todo y el todo está en la parte”.  HERMES, 

Sociabilidad:

A partir de aquí surge también la sociabilidad, la manifestación más exterior y compleja de la sexualidad, allí la reproducción y constitución familiar son la base de la cultura social.  Desde tiempos antiguos los seres vivos tienden a unificarse, a formar grupos, pues la supervivencia rebasó el círculo estrictamente personal, se hizo necesario colaborar con otros y sin esta colaboración no existiría la evolución.  La asociación es el proceso con otros.

Las emociones y la sexualidad conforman la base de la estructura social, de allí emergen la fuerza, la competitividad, la adhesión, la territorialidad, la estructura social se convierte en un ente, un alma colectiva, una corriente dentro de la cual se moviliza el ser humano o también en la cual se arrastra y se ahoga desesperadamente.


[1] SCHELDRAKE RUPERT.  Biólogo Británico.  “La Presencia del Pasado”.  Editorial Kairós. 1990

[2] SCHELDRAKE RUPERT “Una Nueva Ciencia de la Vida”. Editorial Kairós. 1990

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